La peor mentalidad en el poker
Hay mentalidades erradas y acertadas en el poker, y hasta los mejores profesionales del juego pueden equivocarse.
Hay una mentalidad en particular que a muchos de los profesionales más reconocidos les cuesta dominar, y que podría ser sumamente perjudicial para el éxito inmediato y a largo plazo en el poker. Se la conoce como mentalidad rígida.
Pero antes de analizar en detalle lo que implica una mentalidad rígida y los indicios que podrían señalarla, hablemos brevemente sobre la mentalidad ideal que debería manejar cualquier jugador: una mentalidad de crecimiento.
Mentalidad de crecimiento
Una persona con mentalidad de crecimiento cree que es posible mejorar cualquier aspecto de su ser.
Esta potente convicción abre camino a un poderoso crecimiento, ya que la persona no se ve limitada por ninguna circunstancia, la familia, la cultura, la política ni por ningún obstáculo.
Es decir, sabe, con una profunda certeza, que el hecho de que no se destaque en algo en este momento no quiere decir que no pueda perfeccionarlo más adelante. Una persona con mentalidad de crecimiento cree que puede superar cualquier desafío.
Ahora sí, analicemos la mentalidad rígida.
Mentalidad rígida
Una persona con mentalidad rígida tendrá muchísimas dificultades para superarse en el poker, dado que se asigna etiquetas generalizadas e inflexibles.
Así como etiquetamos a alguien como mal jugador en las mesas de poker después de verlo jugar un par de manos, a menudo usamos estas generalizaciones aplastantes para definirnos a nosotros mismos.
La verdad es que, cuando etiquetamos a alguien como “mal” jugador, “propenso a tilts” o “calling station”, por lo general no tenemos suficiente información como para sacar esa conjetura. Solo es una generalización que puede ser correcta, pero de la cual no tenemos certezas. El problema es que muchas personas inconscientemente se etiquetan de esa manera sin siquiera darse cuenta.
Etiquetas como “No me gusta estudiar”, “Jamás puedo formar una mano”, “Mis ases nunca son suficientes” o “No me puedo concentrar mientras juego” son ejemplos de una generalización inconsciente que suele ser exagerada o simplemente falsa. Estas etiquetas indudablemente son señales de una mentalidad rígida; permites que estas creencias te controlen y limiten.
Puedes ser quien quieras, cuando quieras. Puedes convertirte en alguien a quien le gusta estudiar. Puedes lograr concentrarte. Puedes formar manos en la mesa. Y tus ases funcionarán aproximadamente el 80 % de las veces, así como cuando enfrentan una mano al azar.
Controlar tu diálogo interno
La mentalidad de crecimiento es una convicción interna de que puedes ganar y alcanzar cualquier objetivo que te propongas. Una mentalidad rígida es una convicción interna de que no puedes conseguir nada fuera de las etiquetas con las que te defines. Este diálogo interno es muy peligroso, limitante y perjudicial para tu felicidad y éxito a largo plazo.
Entonces, ¿cómo te describes? ¿Qué relatos te cuentas todos los días?
Cuando ligas cartas malas, por ejemplo, ¿actúas con indiferencia y sigues adelante, confías en tus habilidades para jugar bien la próxima mano o te atormentas durante horas e incluso días?
¿Te dices a ti mismo “Sabía que llegaría ese as, la suerte jamás me acompaña”? ¿O aceptas las probabilidades del juego y esperas la próxima mano?
Desgraciadamente, nuestra mente peca de pesimista por defecto porque intenta protegernos del fracaso, dado que el daño que podría causarnos pesará más que la satisfacción que nos daría ganar.
Dicho de un modo más simple, si siempre esperamos lo peor, jamás nos decepcionaremos. La mentalidad rígida es peligrosa porque jamás lograrás nada grandioso sin antes aceptar el fracaso, sacarle provecho y aprender de los errores.
Disfruta del juego de poker y estate atento a las señales de una mentalidad rígida en tu diálogo interno. Intenta pensar en positivo incluso cuando tengas una sesión difícil. Entiende que todo es parte del juego, y que podrás mejorar como jugador en el futuro si aprendes de los resultados actuales.