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Tres pasos para sacar adelante una gran “retirada”

agosto 14, 2020
de Dave Roemer

Hacer una gran “retirada”, retirarse con una mano monstruosa, significa renunciar a cartas que tienen una gran fuerza absoluta. Implica que tenemos que retirarnos con una mano que casi siempre sería la mejor en condiciones normales, pero para la que nuestra lectura de la acción y de un jugador concreto (o de lo que suele hacer la mayoría) nos da razones para dudar de que cuente con la suficiente probabilidad de ganar si igualamos. Atrás quedan los días en los que jugarse todas las fichas con el mejor par era una osadía. En el juego actual, la agresividad está más extendida que antes, pero todavía quedan algunas situaciones donde nuestros rivales no incluyen suficientes faroles y acaban metiendo dinero en el pozo con un rango que incluye demasiado valor.

Hacer una “retirada heroica”, retirarse con una mano realmente buena, puede parecer imposible a veces. ¿Alguna vez has tenido esa sensación en la boca del estómago que te dice que tu mano pocas veces, por no decir ninguna, va a ser buena? ¿Alguna vez la has ignorado porque ese Pepito Grillo que se sienta en tu hombro te grita que tirarse con una mano TAN buena sería una locura?

Aquí tienes un programa de tres pasos para que desates a ese genio de las retiradas que llevas dentro.

Paso 1: no hagas nada durante 5-10 segundos

Es bastante difícil que te retires con una mano realmente buena si generalmente igualas en apenas un segundo cuando llevas manos fuertes y te encuentras con una gran apuesta o subida. Cuando tenemos una mano buena y nuestro contrincante realiza una acción que nos demuestra que existe una probabilidad significativa de que haya ligado otra incluso mejor, se desencadena una serie de procesos físicos y psicológicos.

La adrenalina se dispara. El corazón se acelera y la mente funciona de forma más apresurada e irreflexiva.

Nuestro subconsciente ejecuta el “programa de lucha”. Nos amenazan + Llevamos un arma contundente = Lucha.

Sentimos una fuerte reticencia a retirarnos, debido a que llevamos años acostumbrados a NO retirarnos con manos con una fuerza absoluta tan grande. La idea de retirarnos resulta desagradable.

Para deshacernos de las dos primeras emociones de esta lista, basta con esperar y concentrarnos en recuperar las condiciones normales del cuerpo y la mente. Deja que pase algo de tiempo y acepta que estás en una situación con un EV muy inferior al que tenías antes. Tienes una mano muy buena, sí, pero en la situación en la que te encuentras, puede que no lo sea tanto.

Paso 2: Considera la fuerza relativa de tu mano EN ESE MOMENTO

La fuerza relativa de la mano nos da la medida de lo buena que es si la comparamos con el rango del rival en función de la acción (la panorámica general de lo que ha sucedido hasta el momento con las apuestas, subidas, etc. realizadas), la naturaleza de tu rival y la mesa. No dudes en sustituir “rival” por “la gente en general” cuando no cuentes con la suficiente información para saber a qué tipo de jugador te enfrentas.

La fuerza relativa de la mano actual determina lo buena que es ahora que tu rival ha jugado de la forma en que lo ha hecho y después de que hayan salido las cartas que muestra la mesa. El problema aquí es que nuestras emociones no se llevan muy bien con la siempre cambiante fuerza relativa de la mano, que depende del desarrollo de la acción o de la textura de las cartas que van saliendo. Cuando pasamos de tener un EV muy alto a uno que resulta menos claro, suele producirse una reacción violenta en nuestra mente mientras luchamos por adaptarnos a nuestras emociones. Esto puede llevar a un subidón de adrenalina que derive en que nos obcequemos o nos precipitemos a la hora de tomar una decisión. En consecuencia, cuando llega la hora de aceptar la fuerza relativa de nuestra mano en el momento actual, puede que tengamos que trabajar para aceptarlo tanto de forma lógica como emocional.

La clave aquí pasa por ser totalmente honesto y preguntarse si la mano sigue ganando a la mayor parte del rango de tu rival o si ya solo sirve para cazar faroles. Si, mayormente, solo vas a ganar a faroles, tienes que pensar en lo probable que sea que alguien vaya de farol en la situación en la que te encuentras. Si la respuesta es “muy pocas veces”, entonces te estás acercando a un punto en el que vas a poder protagonizar una retirada heroica.

Incluso si podemos aceptar que nuestra mano ahora es mucho más débil, todavía tendrás que soportar a ese Pepe Grillo que te grita: “¿Cómo te vas a retirar con una mano tan buena como pares dobles?”

Cómo callar al Pepe Grillo que se aferra al pozo

¿Por qué esa parte de nosotros se aferra con tanta fuerza al pozo cuando tenemos una gran mano? Porque no estamos acostumbrados a tirar manos con esa fuerza. Cuando en el flop completamos pares dobles, o un trío, o nos reparten AA antes del flop, nuestro cerebro correlaciona esa situación con ganar dinero, no con perderlo, y desde luego, no con retirarse. Esta fuerte renuencia que sentimos hacia la retirada puede dirigir el mouse al botón de igualar, incluso aunque lleguemos a la conclusión lógica de que no debemos hacerlo. ¿Cuántas veces has buscado una excusa para igualar en el último momento o incluso has visto cómo el cursor siente una atracción magnética hacia el botón de igualar, aunque pienses que pagar no es la opción correcta?

Si empiezas por aceptar que tu EV se ha visto diezmado por las circunstancias y que te encuentras en una situación poco frecuente, excepcional, te darás cuenta de que tu mano no es el cañón que normalmente debería ser. En consecuencia, incluso si está bien pagar, no te va a reportar mucho dinero.

Una vez que abandonamos la idea de que nos encontramos en una situación rentable, retirarse resulta más sencillo.

Resumen

  • El primer paso para ser capaces de retirarnos con manos muy fuertes es calmarse y adaptarse a la nueva situación.
  • El segundo paso es preguntarse cuán buena es tu mano dadas las circunstancias. ¿Ha perdido valor hasta quedar como un simple cazafaroles?
  • El tercer paso es aceptar que se ha esfumado la opción de estar en una situación fantástica y renunciar al deseo de ganar un montón de dinero.

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