Razones para apostar

Saber el porqué de nuestras apuestas y cuando hacerlas es fundamental en el poker. Igualmente es importante saber cuánto deberíamos apostar una vez que hemos decido jugar la mano. En las lecciones anteriores hemos visto cómo valorar la fuerza de nuestra mano, tanto preflop como postflop. Ahora ha llegado el momento de aprender los conceptos claves a la hora de apostar nuestras manos.

Saber cual es el momento oportuno para apostar pasa necesariamente por conocer los motivos por los que podríamos hacerlo. De forma muy general tenemos cuatro motivos para apostar:

Por valor, para hacer crecer el bote y sacarle valor a nuestras manos más fuertes.

Para proteger una mano fuerte, y asegurarnos que nuestros oponentes tienen que pagar para continuar en la mano o abandonarla.

De farol, para conseguir llevarnos el bote con una mano débil obligando a abandonar a manos mejores.

– Para obtener información sobre la fuerza de la mano de nuestro oponente.

Si durante el proceso de decisión no tenemos claro que el motivo para realizar nuestra apuesta se corresponde claramente con una de estas cuatro razones, es muy probable, que lo acabemos haciendo cuando no debemos y por razones equivocadas. En estas ocasiones lo mejor que podemos hacer es no apostar.

 

APUESTAS POR VALOR

Cuando tenemos una mano fuerte, buscamos, hacer una apuesta y que nos paguen. En esta situación nos queremos asegurar que hay dinero en el bote para maximizar el valor de nuestra mano. En definitiva, cuando tenemos una buena mano queremos un bote grande.

Ejemplo :

A K en un flop A 5 10

No hay demasiadas cosas de las que tengamos que protegernos y deberíamos apostar para hacer crecer el bote intentando así aumentar la cantidad de fichas que podemos ganar con ella. En el apartado dedicado al tamaño de las apuestas veremos cómo decidir sobre el mejor tamaño de la apuesta en esta situación.

APUESTAS DE PROTECCIÓN

En ocasiones, nuestra mano es igualmente fuerte, pero la textura del flop la hace más vulnerable a las manos de nuestros rivales. El sentido de las apuestas de protección es salvaguardar nuestra mano de estas manos más débiles. De esta forma evitamos que estas situaciones ocurran y, al mismo tiempo, maximizamos la ganancia cuando nuestro rival paga para mejorar y no lo consigue. Una apuesta por valor con una mano que necesita protección puede ser de un tamaño un poco mayor a una apuesta por valor puro.

Ejemplo:

A A en un flop K 5 10

En este caso es más que probable que tengamos la mejor mano en el flop, pero nuestra mano no tiene un valor tan claro como en el caso anterior, ya que los rivales que nos paguen pueden tener mejores oportunidades de mejorar. En este caso, nuestra apuesta es por valor pero, a la vez, protege nuestra mano de los proyectos de los rivales. Además, dado que es más que probable que nuestros rivales se sientan inclinados a continuar en la mano en este tipo de flops, nuestra apuesta puede ser un poco mayor que una apuesta de valor.

En cambio, con una mano como 7 7 , en un flop 8 3 5, tiene poco sentido apostar para proteger nuestra mano, ya que muchas manos pueden ir por delante de la nuestra. Por tanto, no puede considerarse una apuesta de protección cuando existen pocas posibilidades de que nuestros rivales abandonen.

APUESTAS DE FAROL

Para mucha gente que no conoce en profundidad el mundo del poker, los faroles son un elemento fundamental del juego. Aunque es cierto que los faroles forman parte del juego, solo debemos utilizarlos cuando la probabilidad de que nuestro rival abandone la mano sea muy alta.

Anteriormente dijimos que los faroles consisten en aprovechar una mano débil para obligar a manos mejores a abandonar pero, no basta con tener una mano débil sino que necesitamos que nuestro rival abandone.

En ciertas situaciones las apuestas de farol forman parte de nuestro juego de manera natural. Imaginemos que hemos abierto J 10 en posiciones finales y una de las ciegas nos ha pagado. El flop es K 6 4 .

Es cierto que nuestra mano es muy débil y prácticamente no gana a nada, pero es muy probable que nuestro rival no haya mejorado tampoco. Apostando conseguimos que manos como Q 10 o A 9, que nos van ganando, abandonen la mano. Dado que nuestra mano solo mejorará en el 40% de los flops, muchas de nuestras apuestas de continuación serán técnicamente faroles, pero contarán con la ventaja de la posición y la iniciativa para conseguir que nuestro rival abandone con la suficiente frecuencia para ser rentables.

En cambio, imaginemos que con la misma mano J 10 hemos llegado al river después de que nuestro rival nos haya pagado dos apuestas en K 6 4 Q 8 . La carta del river no parece cambiar demasiado la situación, con lo que intentar apostar para forzar a nuestro rival a abandonar su mano puede no ser la mejor de las ideas.

Nuestros faroles tienen que apoyarse en las cartas de la mesa para obtener credibilidad. Si nuestra apuesta no parece apoyada por las cartas que han ido saliendo en sucesivas calles, y nuestro rival ha demostrado fuerza igualando nuestras apuestas, puede ser mucho más rentable abandonar la mano, que intentar representar una jugada en el river que, simplemente, no existe.

APUESTAS PARA OBTENER INFORMACIÓN

Decidir si una apuesta nos permitirá obtener información o simplemente será una mala apuesta puede ser realmente complicado. De hecho, si no conocemos cómo reaccionará nuestro rival a una apuesta determinada, la información que obtengamos puede ser dudosa o simplemente inútil .

Pongamos, por ejemplo, que conocemos a nuestro rival y sabemos que siempre resube con una mano fuerte y casi nunca farolea. Una apuesta pequeña nos puede permitir estimar la fuerza de su mano en función de cómo reaccione a ella. Si nos resube tendremos que abandonar la mano. Si solamente nos paga podemos suponer que su mano no es una mano fuerte y puede estar, incluso, intentando completar un proyecto.

De esta manera, las apuestas de información solo resultan eficaces cuando la información que obtenemos es fiable y, sobretodo, cuando actuamos de forma disciplinada de acuerdo a esta información.

No sirve de nada realizar la apuesta para obtener información y, después de que este nos resuba, considerar que debemos pagar porque nos puede estar mintiendo, cuando sabemos que casi nunca será así y que pocas veces se saldrá de la línea que conocemos.

Otro error común, no solo de los jugadores principiantes sino de muchos de nivel intermedio, es apostar demasiado a menudo por información. Si la información no es precisa no podremos sacar datos útiles e, incluso, nos exponemos a que un buen jugador nos facilite información falsa de forma deliberada. Por ejemplo, pagando nuestra apuesta cuando va muy por delante de nosotros dejándonos así margen para seguir apostando en calles sucesivas pensando que vamos por delante.

En definitiva, siempre debemos tener claro el motivo por el que apostamos y lo que buscamos con esa apuesta.Si no se cumplen ambas condiciones es mejor no apostar, ya que es muy probable que, en ese caso concreto, apostar no sea el mejor movimiento.