¡No hagas que se tire la peor mano!
El riesgo óptimo
En este artículo veremos por qué es importante no excederse apostando demasiado, algo que puede hacer que tu oponente tire sus cartas. Es una duda habitual: apartas a tu oponente de la mano apostando fuerte o aceptas el riesgo de darle la oportunidad de que consiga la carta que necesita, una con la que podría vencerte. Como siempre, el mejor movimiento es el que se encuentra en un punto intermedio.
Error n.º 1: hacer demasiado grande el tamaño de las apuestas antes del flop
Comenzaremos por las apuestas preflop. Usar distintos tamaños de apuesta con ciertas manos iniciales es un error recurrente. Supone un desequilibrio y, en consecuencia, nos podemos encontrar con una estrategia preflop de la que se pueden aprovechar. El elemento más común en este error es que solamos abrir a 2 o 2,5 ciegas, pero subamos entre 3 y 5 con las manos más fuertes. Éstas suelen ser, en su mayoría, manos fuertes pero vulnerables, como JJ, QQ, KK, AA y, un montón de veces, AK. Alguien que juegue de esta manera se dará cuenta de que, la mayoría de las veces, los jugadores se retiran cuando llevan manos fuertes y les pagan, o incluso les resuben, cuando tienen manos débiles. Éste es un gran error que no deberías cometer. Presta atención a los jugadores que jueguen de esta manera y aprovéchate.
La forma correcta de jugar es hacer todas las apuestas preflop del mismo tamaño cuando abres el bote, de tal manera que no sea fácil leer la fuerza de tu mano. Puedes hacer ajustes, pero solamente pequeños, para que tu mano siga siendo difícil de identificar. Ésta es una preferencia personal, pero es un truco que funciona bastante bien en la práctica, sobre todo en torneos.
Debes apostar dos ciegas en el 70 % de tus manos medias y 2,5 ciegas en el 30 % restante. Pero también debes abrir a 2 ciegas con el 30 % de tus manos muy fuertes y a 2,5 con el 70 % restante. Un truco es mirar la segunda manecilla de tu reloj para determinar el tamaño de apuesta que vas a emplear en una mano y que éste sea aleatorio. Así tus oponentes verán que cambias entre 2 y 2,5 ciegas sin que aparentemente exista ningún tipo de correlación entre el tamaño de tu apuesta y la fuerza de tu mano, pero la verdad es que, de media, estarás subiendo un poco más con las manos más fuertes que con las que no lo son tanto.
Error n.º 2: Apostar demasiado tras el flop
Con cierta frecuencia ves jugadas en las que la mejor mano, por ejemplo, una pareja superior, hace una apuesta de continuación enorme en el flop; a veces es incluso más grande que el propio bote. En estas manos suele estar claro que el jugador está rezando para que su rival se tire. Los jugadores como éstos tienen miedo a continuar y han malinterpretado totalmente el concepto de apuesta. Haces una apuesta de continuación con (probablemente) la mano más fuerte tras el flop porque quieres que los jugadores se equivoquen e igualen con manos peores. En estas situaciones, de ninguna manera quieres que se retiren; eso se reserva para cuando vas de farol.
Imagina el siguiente escenario. Estás en las primeras fases de un torneo y los montones más grandes de la mesa están entre 50 y 70 ciegas grandes. Subes preflop con A-J y tu rival iguala con posición. El flop trae A-J-4 con dos picas. Tienes las mejores dobles y ojos de rayos X, que te permiten ver que tu rival sostiene un proyecto de color con el 7-8 de picas. La acción llega a ti. ¿Deberías apostar? De ser así, ¿cuál sería el tamaño óptimo de la apuesta? Creo que estarás de acuerdo conmigo en que deberías hacer una apuesta de continuación en este punto, sólo para asegurarte de que no le das una carta gratis. El movimiento correcto es ajustar el tamaño de apuesta óptimo, lo suficientemente grande para que tu rival pague igualmente. En este caso, tu rival tiene, como mucho, un 19 % de probabilidades de mejorar, así que, en el largo plazo, ganarás en todos los casos en los que ofrezcas una relación entre la apuesta y el bote (pot odds) peor que ésta. Si apuestas medio bote, tienen unas pot odds del 25 % (pueden ganar cuatro unidades por una unidad) y si apuestas más, la situación se vuelve todavía más desfavorable. Sugiero que deberías apostar entre el 50 % y el 80 % del bote, dependiendo del rival.
Suele ser cierto que cuanto más grande sea la apuesta, mayores serán las opciones de ganar el bote, pero no puedes estar seguro de que en el largo plazo ganarás más dinero con apuestas grandes. Si apuestas menos, lo suficiente para que el contrincante esté deseando pagar con una mano débil, perderás el bote con mayor frecuencia, pero las fichas que ganes te compensarán en el largo plazo.
Necesitas asumir una determinada y saludable cantidad de riesgo para maximizar tus ganancias. La cantidad óptima de riesgo que debes asumir depende de tu montón de fichas, del estilo de juego de tus oponentes y de varios factores más. Veremos cómo evaluar estos factores, y cómo encarar situaciones especialmente difíciles con las que te puedes encontrar, en posteriores capítulos de esta serie de artículos.
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