Tres aspectos que conviene dominar para pasar del estilo cauto-agresivo al arriesgado-agresivo:
Cuando arrancas a jugar al poker por primera vez, el estilo óptimo es, sin duda, el cauto-agresivo. Te permite ser selectivo y minimizar errores mientras aprendes conceptos básicos de cómo valorar una apuesta o usar un farol.
A medida que avances, te resultará beneficioso relajar tu juego. Seguirás adoptando un enfoque agresivo únicamente con las manos extra que se acoplen a tus rangos iniciales. Podrás participar en una mayor cantidad de pozos y volverte más impredecible.
Entonces, ¿cómo puedes pasar del estilo cauto-agresivo al arriesgado-agresivo?
Cauto-agresivo contra arriesgado-agresivo
Ambos enfoques se consideran como los dos estilos ganadores en el poker. No hay un punto de quiebre preciso para marcar cuándo termina uno y comienza el otro. Ambos se basan en patrones de apuestas agresivas para ganar más pozos, pero el enfoque arriesgado-agresivo abre más manos iniciales.
- Cauto-agresivo: con este estilo se suelen abrir principalmente manos excelentes y fuertes junto con algunos faroles. Eso permite jugar pozos de forma agresiva antes y después del flop.
- Arriesgado-agresivo: este enfoque implica jugar más manos iniciales. Eso deriva en mayor acción con rangos de manos más amplios.
Por lo general, se recomienda que los jugadores más nuevos que buscan rentabilidad comiencen con un enfoque cauto-agresivo. Juega bastantes manos iniciales de forma cautelosa, pero juégalas con fuerza. De ese modo evitarás errores y quedarás mucho menos marginado.
El enfoque cauto-agresivo puede ser rentable. Especialmente en las apuestas más bajas, ya que si dominas lo básico y lo aplicas bien, podría ser suficiente para tener una gran ventaja frente a los demás contrincantes.
A medida que aumentes tu tasa de ganancias o subas las apuestas, verás que si aplicas un estilo netamente cauto-agresivo, desaprovechas algunas oportunidades. Puede que sientas el impulso de empezar a jugar una mayor cantidad de manos.
Con un estilo arriesgado-agresivo, jugarás muchos más pozos, y subirás con más frecuencia. Para los jugadores más débiles que intentan esto, puede ser una receta letal. Pero a medida que mejoras en el poker, el estilo arriesgado-agresivo tiene el potencial de abrir más posibilidades para ganar fichas, y ese es el objetivo del juego.

Cómo pasar de cauto-agresivo a arriesgado-agresivo
Que quede claro: el estilo arriesgado-agresivo no siempre es mejor que el cauto-agresivo. Para optimizar tu enfoque, debes adaptar tus rangos en función de la dinámica de la mesa. Lo importante es que sepas cómo relajarte y en qué momento hacerlo.
Y cuando llegue el momento, como al participar contra jugadores cautelosos o débiles, te conviene estar preparado para dar vuelta tu enfoque.
Aquí describimos tres aspectos que conviene dominar para pasar del estilo cauto-agresivo al arriesgado-agresivo:
Posición
Por definición, pasar de ser cauto-agresivo a arriesgado-agresivo implica abrir los rangos de las manos iniciales. Sin embargo, si comienzas a subir cualquier mano desde cualquier posición, te complicarás tanto que pronto volverás a jugar únicamente con grandes manos.
El peor error que puedes cometer es relajarte demasiado desde la primera posición o frente a las subidas de las primeras posiciones, que son casi siempre fuertes. Aférrate a tus manos iniciales fuertes si estás en primera posición.
Solo cuando comiences a llegar a una posición media, podrás aflojar tus manos subiendo al abrir. Desde la última posición, como en el botón, puedes realizar una mezcla para abrir manos de forma rentable, como conectores del mismo palo y conectores del mismo palo con un solo hueco.
La posición es realmente la clave para hacer la transición entre cauto-agresivo y arriesgado-agresivo.
Subir y resubir
Si adoptas un enfoque arriesgado-agresivo, una de las ventajas es que te vuelves increíblemente impredecible. Es factible que tengas ases de mano o un par como 9-7 del mismo palo si subes estando dos posiciones a la derecha del botón.
Este enfoque impredecible se presta a la agresividad, ya que serás más creíble cuando eches un farol. Podrías tener un par superior, un doble par apestoso o algo intermedio.
Al mismo tiempo, cuando formas una mano de valor en el momento correcto, es más probable que los rivales suelten sus fichas. Saben que estás abriendo con un rango amplio y que tal vez no tengan mucho más.
Por lo tanto, si vas a intentar el estilo arriesgado-agresivo, familiarízate con los patrones agresivos hasta sentirte cómodo. Por ejemplo, sube, resube y pasa-sube para maximizar tu rentabilidad y el potencial de faroles.
Adaptarse a los contrincantes
Si abres con una amplia variedad de manos, necesitas agudizar tu sentido de lo que acontece a tu alrededor. No es conveniente arriesgar grandes apuestas con manos mediocres. Tienes que saber exactamente a quién apuntar con faroles, quién igualará tus apuestas de valor, quién te está evitando y quién busca repuntar.
Adoptar un enfoque arriesgado-agresivo exige una conciencia constante de tu propia imagen en la mesa y de cómo reaccionan los demás jugadores a ella. Vas a destacarte más y a participar en muchos más pozos. Tu rivales notarán tu presencia y algunos querrán eliminarte.
Es una posición menos sutil y más dominante, pero en última instancia, si te sale bien, el enfoque arriesgado-agresivo te dará muchas más oportunidades de ganar fichas.